domingo, 2 de octubre de 2011

Haciendo un feedback a los diputados

Estos días en el trabajo (teleoperador a su servicio y, sobre todo, al de Iberdrola) nos están haciendo a mí y a mis compañeros una especie de evaluación laboral llamada feedback, en honor a esa pandilla de angloparlantes que han inventado todo esto de management coorporativista.

Esta "retroalimentación" no es más que un examen que nos hacen para llamarnos al orden sobre nuestro protocolo de atención a los clientes. No trata acerca del respeto ni las formas, tiene más que ver con las palabras que utilizamos, y sobre todo las que no debemos utilizar, para no dar pie a que el que está al otro lado del teléfono pueda colgarnos y dirigirse a la OCU (que es lo que a mi modo de ver deberían hacer todos los usuarios). Por supuesto al terminar el feedback te lo hacen firmar para que quede muy clarito que ellos te han explicado tus "errores" y tú los has entendido y dado tu palabra del niño Jesús de que no los volverás a cometer.

Pero no escribo esta entrada para compartir mi aburrimiento/odio/asco sobre el trabajo que desempeño. Lo que ocurre es que esta mediodía viendo una de estas noticias políticas tan interesantes, me he dado cuenta de que no recuerdo ninguna imagen en la que el hemiciclo del congreso de los diputados estuviera ocupado por completo. Siempre hay algún asiento libre. Quiero decir: el día que aprobaron la fugaz reforma de la Constitución sobre el techo de déficit... ¡no estaban todos los diputados! Me refiero a los que ese día no les salió de los cojones acudir a su trabajo en una jornada histórica en la que se votaba la modificación del texto legislativo más importante de nuestro país. Seguro que les surgió un imprevisto ineludible.


Uno puede llegar a pensar que quizás a estos señores sí que les haría falta un feedback de esos (¿os imagináis a Bono en plan profe y a los curritos del congreso pasando uno a uno por el estrado?). Un toquecito de atención mensual sobre las leyes que han votado, las dietas que han declarado o, simplemente, los días que se han dignado a presentarse en su lugar de trabajo. Sé que es muy fácil meterse con estos personajes, pero es que son los primeros que se pasan por mi cabeza cuando me hablan de cumplir en el trabajo. Me río yo de la fama de los funcionarios de la Junta o los controladores aéreos y la persecución mediática que sufrieron estos últimos en sus jornadas de huelga.

Pero no os preocupéis, que luego vendrán pidiendo que todo el país se movilice para ir el 20N a las urnas reclamando el voto cada uno para sí. Creo que me va a surgir un comprmiso ineludible y voy a tener que votar en blanco, o nulo... quizás les haga un dibujito en la papeleta. Me parece que lo mejor será que cada uno hagamos una fotocopia de nuestro voto y lo llevemos a la Organización de Consumidores para poner una queja.
 
PD: ¿Sabéis que hay que indemnizar a esos "señores/as" por disolver las cortes antes de tiempo para las elecciones?

No podía faltar...

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