sábado, 20 de marzo de 2010

La vida a veces te la mete bien metida

"Para algunos" - como el Robe - "la vida es un camino empedrado de horas, minutos y segundos". El camino de Juan Oliver (Alberto Ammann) se ve, de repente, desviado a la cuneta por un pedrusco llamado Malamadre (Luis Tosar). Si la vida es un cúmulo de casualidades, a Oliver le toca el bote de los euromillones sin haber pisado una administración de loterías en toda su vida.

Hay algunas películas en las que el detonante tarda lo suyo en llegar. Un ejemplo de esto ocurre en Granujas de medio pelo (Woody Allen, 2000), donde un servidor se lo pasó genial los 40 minutos de introducción, hasta que se monta el emporio y la cinta de Allen se viene abajo. En otras obras - como la de Daniel Monzón - el primer punto de giro no se hace esperar y nos golpea en la cabeza metiéndonos de lleno en la trama.

Celda 211 es una obra trepidante de principio a fin. Si al Rey Midas de Hollywood le hubiesen encargado trasladar esta novela de Francisco Pérez Gandul a la gran pantalla no creo que hubiese sido capaz de dotarla con más acción. Monzón no nos permite un solo instante de reposo y si alguna vez nos saca de la cárcel (las escenas de la vida personal de Juan con Elena) es para que la empatía con Oliver no se vea eclipsada del todo por la que nos ofrece el personaje de Tosar. Para que Malamadre nos caiga en gracia no necesitamos que nos digan que es inocente, o que tuvo una infancia difícil; es más, nos lo muestran unos años antes apuñalando a un funcionario de prisiones a sangre fría. Pero para el espectador este recluso tiene más cosas en común con el 'Che' Guevara que con Charles Manson. Y es que el director lo utiliza como portavoz para denunciar aquello que no puede decirse en una entrevista con Buenafuente o en una gala de los Goya. La situación de los presos en las cárceles españolas, la hipocresía de los políticos, los beneficios que conlleva ser etarra en una prisión y, de fondo, lo poco que nos importa a los ciudadanos de a pie la fortuna de los reos.

Los guionistas no quisieron pasar de puntillas por el tema de los terroristas y le dedican una escena cargada de simbolismo y con un diálogo en el texto que tengo que destacar:

- (Etarra) ¿Y qué vais a hacer si no os dan lo que pedís?
- (Malamadre) ¿Tú que harías si estuvieras en mi lugar?

¡¡¡TOOOOMA!!! Pullazo al canto.

Bueno, no quiero hablar del final ni de otros puntos remarcables de la peli porque no sé cómo hacerlo sin desvelar spoilers, pero si la habéis visto os invito a que comentéis qué os parecen el desenlace, la descafeinada actuación de Resines, o el Goya a Marta Etura por su papel.

Si no la habéis visto...

...ya tenéis deberes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó la peli, hombre, me gustó. Estuvo muy bien, aunque tienes razón en lo de Resines (yo en cuanto le vi me dije "hala, a ver qué nos trae este hombre"; esperaba mucho más de él). También muy pobre la actuación del negociador, e inexplicable el Goya a Marta Etura, porque si bien lo hace bien, aparece tan poco que dudo que sea una interpretación merecedora del galardón.
Tu Malatesta... es que lo borda. Ya sabes que ese final a mí me pareció incompleto, pero me voy a meter en foros para ver los comentarios de la gente sobre los etarras de la peli, la barrera protectora que establecen los policías en torno a ellos y la chulería de la que hacen gala.
Me alegra que vuelvas a escribir críticas de las pelis que vemos. Hala, a ver muchas más, y a escribir otras tantas.
Te quiero

Athgaila

Unknown dijo...

Esta se lo merecía. Es como un buen queso cabrales, en la digestión tiene que repetir un poco para saber que es bueno.