martes, 18 de mayo de 2010

Dust in the wind

Está entre nosotros.

Pocas veces podemos verlo pero a menudo lo sentimos flotando a nuestro alrededor. A algunos les cambia la vida por completo y, sin embargo, para otras personas su existencia pasa desapercibida.
Los que notamos su presencia nos comportamos de maneras muy variadas. A la mayoría les da por llorar, otros se llevan las manos a la cara y a muchos se les escapa el alma por la boca.

Para intentar paliar esta condena los afectados nos reunimos con expertos en la materia. Ellos nos preparan brebajes que consiguen hacernos olvidar por unos momentos esta maldición, pero sus efectos no dejan de ser una ilusión pasajera.

Así vivimos los alérgicos. Condenados a vagar eternamente (bueno, en realidad esto suele durar mes y medio o dos meses pero así queda más profundo) por el mundo moqueando, y estornudando por culpa de un poco de "polvo en el viento" y llorando a Hades para que coja a Perséfone por los pelos y se la lleve de vuelta a su p... santa casa.

2 comentarios:

Athgaila dijo...

Grandiosa la alusión a Perséfone y a Hades. Me encanta que te guste la mitología, chato. Además, me estaba yo imaginando a tu Hades de pelo azul, jajajajajaja!!!!
Hoy tengo yo los ojucos como si hubiera estado de fiesta hasta por la mañana, rojitos y con un escozor... Qué asco de alergia, ya te ve, payo, se muera mi papa...
Un beso, coso mío

Unknown dijo...

¡Ostin! Qué ramalazo romaní te ha dado. Si es que ya lo digo yo, esto de la alergia nos transforma.
Otro día nos vamos de fiesta a ver si se anula el efecto del polen. jejejeje